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Jesús reprende a Jacobo y a Juan

51 Cuando se cumplió el tiempo en que él había de ser recibido arriba, afirmó su rostro para ir a Jerusalén. 52 Y envió mensajeros delante de él, los cuales fueron y entraron en una aldea de los samaritanos para hacerle preparativos. 53 Pero no lo recibieron, porque su intención era ir a Jerusalén. 54 Al ver esto, Jacobo y Juan, sus discípulos, le dijeron:

—Señor, ¿quieres que mandemos que descienda fuego del cielo, como hizo Elías, y los consuma?

55 Entonces, volviéndose él, los reprendió diciendo:

—Vosotros no sabéis de qué espíritu sois, 56 porque el Hijo del hombre no ha venido para perder las almas de los hombres, sino para salvarlas.

Y se fueron a otra aldea.

Los que querían seguir a Jesús(A)

57 Yendo por el camino, uno le dijo:

—Señor, te seguiré adondequiera que vayas.

58 Jesús le dijo:

—Las zorras tienen guaridas y las aves de los cielos nidos, pero el Hijo del hombre no tiene donde recostar la cabeza.

59 Y dijo a otro:

—Sígueme.

Él le respondió:

—Señor, déjame que primero vaya y entierre a mi padre.

60 Jesús le dijo:

—Deja que los muertos entierren a sus muertos; pero tú vete a anunciar el reino de Dios.

61 Entonces también dijo otro:

—Te seguiré, Señor; pero déjame que me despida primero de los que están en mi casa.

62 Jesús le contestó:

—Ninguno que, habiendo puesto su mano en el arado, mira hacia atrás es apto para el reino de Dios.

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